El performance, un acto subjetivo. Pancho López

El performance, un acto subjetivo.
Por Pancho López (performance001@hotmail.com)

Sería bueno poder establecer una definición única para ubicar al performance en un punto específico del arte contemporáneo, sin embargo, ha resultado casi imposible hacerlo ante las aristas que este arte muestra cotidianamente. Es un arte que permite la experimentación y el error, pero que a su vez exige un rigor y un compromiso extenuante. Se trata, sin duda, de un arte vivo, donde la subjetividad es el leimotif de la obra. El cuerpo del artista es la materia prima, es invariablemente el lienzo donde se trazarán las ideas, y a través de acciones se escribirá una historia.

Lamentablemente, su flexibilidad y permisividad admite en ocasiones que se cuele una considerable cantidad de sinsentidos y facilismos que demeritan la calidad y credibilidad del mismo, ya que cuando un público neófito se encuentra por vez primera con un performance, genera inconscientemente una aceptación o un rechazo inmediato, así, dependiendo de lo que el espectadorhaya visto, la referencia quedará como un timón que dirigirá sus expectativas. No es extraño ni gratuito que mucha gente tenga prejuicios para asistir a presenciar performances, sin embargo, hay que tomar en cuenta que se trata de un arte subjetivo, tanto para el artista como para elespectador, así que como público, no debemos dejarnos llevar por la primera impresión, y tratar de abrir nuestra percepción acercándonos a la intención de la obra. No quiero decir con esto que haya que defender lo indefendible, pero sí revisar cuáles son los móviles por los que se hace y presenta ante un público la pieza.

Comienzo a creer que por cada 100 performances hay uno realmente bueno, pero cuando uno se topa con ese bueno, bien vale la pena haber visto los otros 99. El performance es un arte que te mueve por dentro, capaz de excitarte y hacerte pensar a veces en cosas que no te atrevías, pero sobre todo es un espacio de libertad, un campo de experimentación abierto y virgen para cadaquien, cada vez.

Encuentro sumamente interesante que a veces el performance permite abordar temas que regularmente no nos gustan y desmenuzarlos hasta encontrar el punto exacto. En ocasiones los problemas, los duelos al perder un ser querido, los miedos y nuestras angustias se convierten en un campo decultivo extremadamente fértil. La tarea del artista tal vez sea llevar sus preocupaciones a un nivel elevado de síntesis y transformarlo a un acto en el que recurrentemente la catarsis y el desapego se vuelven el fin último de la acción. Con esto quiero decir que el performance otorga también la posibilidad no sólo de crear una pieza de arte, sino también da el espacio de hacer un paréntesis para la reflexión, donde se comparten los monstruos internos del ser humano, donde no sólo se puede desnudar el cuerpo, sino también el alma. El cuerpo, como ese lienzo en blanco, se va llenando de trazos y líneas, letras y palabras que conforman un tema. La acción es el pincel que delinea el suceso y cada acto, cada simple movimiento reconstruye gestualmente sentimientos, recuerdos y anécdotas. Se trata de una traducción, de un traslado semántico de ideas a acciones. El performance es un gesto, es decir sin decir, es decir haciendo. En el performance todo se vale, se puede transitar de una disciplina artística a otra, se puede recurrir a elementos propios de la danza, el teatro y el video, pero al mismo tiempo está permitido hacer uso de las matemáticas, la cocina y la vida misma.

Lo que creo no está permitido, repito, es hacer sinsentidos, hacer por hacer, sacar los monstruos sin un objetivo, mostrar por mostrar como si se tratara de pornografía. Creo que el objetivo es crecer, es ahondar en detalles que construyan o reconstruyan nuestro universo. El performance va ganando terreno, se ha seguido filtrando en las carteleras de museos y galerías, en las escuelas se ha ido haciendo cotidiano ver presentaciones y charlas acerca de esta disciplina, pero aún el camino es largo. Mucha gente puede decir que el performance ya fue, que tuvo su momento histórico y que está pasado de moda. A pesar de eso, desde mi punto de vista, es como si se tratara de semillas, un potencial latente, esperando germinar.

Y sé que resulta contradictorio quejarse de que no es recibido en los planes de estudio de las escuelas de arte cuando se trata de un arte que protesta, critica y rompe con los formatos, pero hay que tomar en cuenta que aunque ingrese como materia de clase, seguirá siendo incontenible, inasible y duro, a fin de cuentas se trata de un arte que se hace a partir de un impulso personal, íntimo y profundo de cada ser humano. Es como la domesticación de un perro adulto y salvaje, poco a poco va accediendo a comportarse, pero de vez en cuando y sin aviso, suelta una mordida.


Pancho López es un artista no objetual, cuyo campo de trabajo es el performance, además de ser profesor universitario, promotor cultural y funcionario de uno de los museos universitarios más comprometido con las formas Pías (Performance, Instalación, Ambientación): el Museo del Chopo, de donde han nacido dos de las convocatorias más audaces y consistentes: el Encuentro Nacional de Performance, Performagia , y la pasarela de moda alternativa: .modales , complementadas con la edición del periódico P3RFORM4NC3.

Más información en:
www.p3rform4nc3.com

www.chopo.unam.mx