Arte de la Performance en telepresencia y cuerpos informáticos. Maria Beatriz de Medeiros
Arte de la Performance en telepresencia y cuerpos informáticos
Maria Beatriz de Medeiros
Intentaremos aquí pensar las posibilidades del Arte de la Performance1 en telepresencia, práctica artística desarrollada por el Grupo de Investigación Corpos Informáticos, desde 1998. La tecnología de la videoconferencia vía red mundial de computadoras hace posible ese lenguaje artístico; se trata de cuerpos descorporificados que se comunican, se mueven, se encuentran en la red mundial de computadoras: presencias espectrales capaces de Performance, acción, interlocución.
El Grupo de Investigación Corpos Informáticos se formó en la Universidad de Brasília (Brasilia-Brasil) con investigadores, profesores y alumnos de los cursos de Artes Visuales y Artes Escénicas, en 19922. La preocupación central de esta investigación en Arte es el cuerpo humano mediado por tecnologías: el cuerpo humano actual, cada día traspasado por técnicas imperceptibles o no; el cuerpo del otro que se construye de la misma forma; la imagen de otros cuerpos (espectros), que también nos hacen concientes de nuestros propios cuerpos, imagen impresa, trasmitida, distorsionada, corregida..., la que se hace objeto de deseo, deseo de ser, deseo de manipulación, de posesión; nuestros cuerpos y sus prótesis, todas ellas más o menos interactivas; en fin, cuerpos constantemente redimensionados por nuevas tecnologías, de repente, nuevos cuerpos y nuevas conciencias.
Del Arte de la Performance.
Lo propio del lenguaje artístico Performance es el acaecer en la vida (en presencia real y en tiempo real), estar abierto a la participación del público, a veces haciéndolo coautor. La tecnología del video permite que la Performance ocurra, en tiempo casi real, sin embargo en presencia bajo forma de fantasma, presencia espectral que denominamos telepresencia. El interés de la tecnología numérica en la red llamada de comunicaciones, Internet, es la posibilidad de la Performance ser interactiva en tiempo real, aspecto donde esta tecnología se encuentra, más plenamente, con el lenguaje artístico Performance. En una web-conference, la red llamada de comunicaciones, en realidad, red de informaciones, se vuelve red de comunicaciones a través de la posibilidad de interacción.
La estética la definió así el pensador Mikel Dufrenne:
"Objeto de la estética ... es de forma general, lo que concierne la aisthesis, el sentir, lo sensible, el gusto y lo que se prueba (goûté). [...] Probar (goûter) es entrar en una cierta relación con el sensible, hacerle justicia, tomarlo dejándose poseer (en prendre posession tout en se laissant posséder). Bien, lo sensible que entra en comunión con el sentimiento, no es solo la obra de arte, es también lo que Merleau-Ponty llama de la carne del mundo (la chair du monde). Toda carne en el mundo puede ser probada (goûtée) como objeto estético [...].
"Probar (goûter) un paisaje, [...] es en él penetrar, en él vagar (errer), sentir lo vivo del aire o el ardor del sol sobre el rostro, escuchar el canto de los pájaros, husmear los olores del gras, llegar a una comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible". 3
Así, se puede decir que la estética es lo que se refiere a los sentidos, que los involucra, los impregna, lo que les complace, pero también, lo que les provoca disgusto. Para Kant, es bello lo que causa gusto, universalmente, sin conceptos. El arte provoca gusto o disgusto, permite "una comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible", y exactamente porque así es, no tiene conceptos. El objeto de la estética (la estética del objeto) nos quita los conceptos; sin embargo, subvierte a posteriori los conceptos constituidos a priori. En este sin concepto nos entregamos a la carne del mundo en una comunión no sólo carnal, sino universal. No un universal de hecho, sino un universal simbólico, es decir, un universal que se re-siente como tal. Lo universal exige que nosotros participemos de una suerte de "nosotros originario" (nous originaire, Jean-Paul Doguet 4), un nosotros originario, anterior al sujeto, anterior al otro, un nosotros que re-siente, "comprende" al otro, a los otros como capaces de re-sentir este universal, capaces de entrar en comunión con la carne del mundo, capaces de tomar posesión al dejarse poseer (en prendre possession tout en se laissant posséder).
Fred Forest, artista contemporáneo, cuando trabaja con arte y tecnología, así se refiere a la estética:
"La estética reivindica el proyecto de abarcar lo que constituye, para una determinada sociedad, a un determinado momento de su propia historia, (...), el mundo que le es sensible." 5
Trabajo en grupo
"El cariño es despertar para la intersubjetividad". Luce Irigaray
En nuestra investigación acerca de la posibilidad de un cuerpo informático, creemos que la posibilidad de un cuerpo-carne numérico, sólo puede ocurrir en grupo, en el seno de un grupo que se quiera nosotros, un nosotros originario, donde no hay anterioridad del sujeto con relación al otro, donde el otro no es segundo con relación a mi, donde el otro es reconocido como capaz de “compartir” el placer sentido frente a lo bello o a lo feo, bello-feo capaz de dar gusto o disgusto. El nosotros desea al otro, y a si mismo, capaces de secreciones y contaminaciones. Y es sólo en un nosotros y en el nosotros que estos contagios son capaces de generar heterogeneidad, pluralidad y, al desterritorializar el yo arraigado, generar gusto o disgusto, y hace brotar el arte. Este nosotros puede abrazar a “una sociedad determinada, en un momento determinado de su propia historia”.
La performance, en general, se da en vivo, en tiempo real. Con la tecnología del video se da la posibilidad de que ella ocurra, apenas, en vivo, mediada. En la vídeo-performance, el espectador (spectatore) no puede convertirse en coautor, ni ser parte de la obra. Aquí él es llevado al deseo frustrado de presencia, aquí él es reducido a ser, con todas las implicaciones sicoanalíticas de esta persona. La tecnología de teleconferencia – programas informáticos que transmiten en "tiempo real", principalmente, imagen y texto – permite una mayor participación del público. Ahí todos son creadores y, al mismo tiempo, voyeurs: artista, artistas, e individuos aislados, ligados a la red. Recordemos, pues nunca será demasiado repetirlo, que la red internacional llamada de comunicaciones, es mucho más red de informaciones, ya que la comunicación exige interactividad. Un diálogo debe ser interactivo; lo dicho, la respuesta, lo inesperado, modifican lo que está por decir, lo que no será nunca dicho. Llamamos a esto comunicación. Toda información está previamente formada (in-forma) es enunciado de constatación, y no se redimensiona para abrirse a la comunicación. La televisión, por ser unilateral, es sólo capaz de información: transmitir mensajes in-forma y de (in)formar. De-formar, re-formar son eventos constantes de la comunicación.
El encuentro en la performance en telepresencia es posible, a pesar de la rudeza de la pantalla, de la diagramación, del "espacio" (softwares de teleconferencia) generado por otros, espacio en nada artístico en su aspecto formal. El encuentro implica participación efectiva en el nosotros originario, el encuentro permite degustar, con todos los sentidos, la carne del otro, de los otros, del mundo, por consiguiente, él es capaz de aisthesis, capaz de arte.
El encuentro virtual es cómodo, se puede producir en cualquier momento, en la intimidad, en el silencio, tan ausente. Con la televisión, ya no somos una sociedad de masa, masa de individuos, sino masa de individuos aislados. Ahora somos una masa de internautas aislados, a veces haciendo amistades imposibles con personas que viven al otro lado del mundo. Y tales amistades, de una cierta forma, sacian: se citan y sobra menos tiempo para la casualidad de que un encuentro real se prolongue un rato más, pues “tenemos un encuentro marcado en la red”. La masa de individuos aislados se vuelve masa de individuos mucho-más-aislados.
Por una paradoja, el diálogo en la Internet está entrecortado, el cotidiano parece sacar al otro del espacio virtual. No hay urgencia en la comunicación virtual: nadie se va, nadie llega, estamos allá-aquí siempre, pues aquí-allá no estamos. La comunicación evoluciona por síncopas... y grandes encuentros. La Teleperformance exige presencia, y presencia, a veces ruda, en consecuencia de la diferencia de huso horario. Es aún lo cotidiano el que grita, el que nos necesita; lo cotidiano, lo palpable tiene celos de la telepresencia, celos de lo virtual. Sin embargo, la telepresencia se revela real, es decir, casi-presencia, casi-apta para que uno la toque.
Los individuos mucho-más-aislados, que viven la telepresencia, permanecen frente a sus computadoras incontables horas. Las imágenes no son espectaculares, brillantes, vivas, dinámicas, “más-que-reales”, como las de la televisión. Ellas son, en general, de baja definición, sin contraste, casi inmóviles. ¿No será, quizás este lado “casero”, incompleto, imperfecto, pero posible, de estas imágenes, lo que genera el interés en individuos acostumbrados a la sucesión de imágenes “más-que-reales”, más bellas que lo real, llegadas de locales inaccesibles?
“...abarcar... el mundo que le es sensible”, dijo Fred Forest. El mundo insensible a las necesidades, deseos, angustias de cada pequeño individuo, de muchísimos individuos, quizás de casi todos. O aún, los individuos apenas pueden necesitar lo que se les propone, sus deseos se reducen a lo que se vende por la televisión (y por la Internet) – realmente vendidos o subliminalmente vendidos –, sus aspiraciones se realizan en ecoturismos intocables, viajes “culturales”, centros de gimnasia, silicona en los senos y nalgas, cirugía plástica o drogas – prohibidas o no. La imagen de baja definición, casi inmóvil, le habla al individuo mucho-más-aislado y permite respuesta, comunicación necesariamente bidireccional, pudiendo ser multidireccional.
Volvamos a Dufrenne, en la performance, en telepresencia, es imposible penetrar físicamente en la contemplación de un punto de vista poco privilegiado (las cámaras de vídeo son extremamente reductoras); vagar es lo que más se hace (la comunicación se da por fragmentos – imagen y textos fragmentados) el aire sentido es lo no-vivo, en general no hay sol, ni pájaros, ni olores que no sean los propios, llegar a la comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible, tampoco es posible de una forma real. Sin embargo, la performance en telepresencia permite contemplación y comunicación, penetración en el centro del deseo del otro y en el deseo que se revela en sí. La telepresencia permite vagar a vagabundos y osados, pues en realidad queda poco tiempo para vagar. El frío, el claxon y los hedores se olvidan en beneficio de la comunión virtual. El brasileño no soporta las distancias... la distancia genera deseo de encuentro, encuentro susceptible de placer estético.
Aunque el cuerpo informático, aunque el cuerpo numérico sea una imposibilidad, o una “incomposibilidad” (Deleuze), él es capaz de una casi performance, capaz de comunicación de afecto, capaz de revelar resonancias de lo inarticulado (Wittgenstein). El cuerpo informático degusta y se degusta con “la mayor parte de los sentidos que son entre ellos solidarios”(Dufrenne).
Artista, obra, público son elementos estéticos de la performance. El cuarto elemento estético es el tiempo. La performance artística se da en el tiempo, su efimeridad es condición. Los registros permanecerán registros y, por permanecer, estarán semimuertos, aunque capaces de leves resonancias. Los registros son apenas oscuro reflejo, eco ensordecido de un placer estancado para siempre.
“El arte conserva y es en el mundo la única cosa que se conserva. Ella conserva en sí (quid juris?), aunque, de hecho, no dure nada más que su soporte y sus materiales (quid facti?)... Eso que se conserva, la cosa o la obra de arte, es un bloque de sensaciones, es decir, un compuesto de afectos y perceptos." 6
Al final, de hecho, la performance estará irremediablemente concluida. Se conservará el recuerdo del hálito de la carne del nosotros originario. La nostalgia hace daño y ... da deseo de teleperformance.
La telepresencia
Algunos autores afirman que uno de los factores que generan deseo de telepresencia adviene del miedo del mundo real. Un individuo puede tener miedo de lo que es real, y ese miedo siempre ha existido. Hoy, el universo de imágenes y cuerpos modificados confronta seres humanos a super-cuerpos esculpidos que inhiben. Esos seres no existen, son verdaderos no-lugares (Arc Augé). Adolescentes, se rechazan y se cierran, se niegan y se entregan a la comunicación vía computadora. Ahí ellos encuentran a sus iguales. En la propaganda, en el cinema, en innumerables películas hechas para video que llevamos a nuestro hogar, no sólo son perfectos los cuerpos sino que también son ellos siempre los vencedores. En la vida real... Algún día los padres fueron los ídolos de sus hijos, hoy, contrastados con los super-hombres y las mujeres-maravilla, son los primeros que están en jaque desde muy temprano.
Mentes enfermas y sombrías, encarceladas en cubículos cenicientos y frías ciudades, tal vez no deseen el cuerpo real, escondan sus dobleces flácidos y blancos, pero eso no es una regla: el cuerpo real, desnudo, torcido, gordo y derrumbado se exhibe sin complejo, o con algún complejo, pero verdadero y desnudo, se presenta en público sin prejuicios y, exponiéndose bizarro, se impone. Creo que artistas, al enseñar cuerpos “deformes” tales como Richard Billingham, Ron Mueck, Jenny Saville, Joel-Peter Witkin, entre otros, no hacen nada más que mostrar abiertamente el cuerpo de un individuo cualquiera, eso es normal, es decir, lejos de las reglas estéticas que se imponen hoy al cuerpo.
Aquél que teme lo real, lo presencial, tampoco se dará en telepresencia. La experiencia corporal en telepresencia, por no permitir el tacto, es incompleta, el olfato aún está inexistente. De hecho, la experiencia de la presencia espectral es sólo fantasmal, imagen de baja calidad sin carne, sin posibilidad de secreciones y contaminaciones. Sin embargo, con Internet y en telepresencia se pueden mantener relaciones, a distancia. Ese aspecto algunos autores lo señalan como negativo. Las cartas escritas, enviadas por correo, también permiten la existencia de relaciones entre seres humanos que no se ven hace décadas, y tales relaciones nunca se consideraron negativas: las cartas son documentos importantísimos cuando pensamos en la correspondencia entre grandes autores. ¿Esa palabra está viva? Derrida afirma:
Tal como vivo, el logos proviene del padre. No hay, pues, para Platón cosa escrita. Hay un logos más o menos vivo, más o menos próximo de sí. La escritura no es un orden de significación independiente: es un habla debilitada, de ninguna forma una cosa muerta: un muerto vivo, un muerto en sursis, una vida diferida, una apariencia de respiración: el fantasma, el espectro, el simulacro [...] del discurso vivo no es inanimado, no es insignificante, simplemente significa poco y siempre idénticamente. Ese significante escaso, ese discurso sin gran responsabilidad es como todos los espectros: errante”. 7
La telepresencia es imagen espectral por no ser presencia física. El espectro, al que Derrida se refiere, es ausencia del padre, no tiene origen, es inmutable y, como tal, muerta. La telepresencia es presencia sensible, proviene del padre, es lógos vivo.
El cuerpo ausente se hace presente, se amplifica, se multiplica donde ya no podremos más sorprenderlo. El movimiento del cuerpo solitario se ve rescatado por el cuerpo ausente, espectro capaz de diálogo corporal. Gesto reconstituido, cuerpo remontado en locales otros, otros reconstituidos en el monitor y en el calor de saberse con.
Observación
Es necesario que subrayemos la necesidad de un trabajo crítico. Las nuevas técnicas permiten experimentar lo inédito. Este, necesariamente, causa encantamiento, exactamente como en los cuentos de hadas. El encantamiento inhibe la capacidad crítica. Hay encanto por lo que desconocemos y algunos, delante de las primeras experiencias con tecnologías nuevas, por enfrentarse a lo nuevo, inmediatamente lo denominan arte, olvidándose que el arte debe generar perceptos y afectos, como querían Deleuze y Guattari 8, o aún, deben traer un mundo en sí, como lo quería Mikel Dufrenne. 9
De hecho, vivimos en una sociedad que presenta serios problemas, y ciertamente la telepresencia no será el instrumento para evaluar, pero podemos esperar que, volviéndose arte, sea capaz de repoblar la vida y tornar presente a la persona humana, generando el deseo de una real presencia y, ahí sí y plenamente, permitiendo, en la interlocución, la restitución de la subjetividad.
Bibliografia
DELEUZE, Gilles e GUATTARI, Félix. Qu'est-ce que la philosophie? Paris: Minuit, 1991.
DERRIDA, Jacques, A Farmácia de Platão. São Paulo: Iluminuras, 1997.
DOGUET, Jean-Paul, "Je, tu, nous. Contribution à une philosophie de l'interlocution", revista Les Papiers, n° 48, Paris, Collège International de Philosophie, julho 1999.
DORFLES, Gillo. Mythes et rites d’aujourd’hui. Paris: ed. Klincksieck, 1975.
DUFRENNE, Mikel. "Objet esthétique e objet technique", in Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967.
ECO, Umberto. Kant e o ornitorrinco. Rio de Janeiro, Ed. Record, 1997.
FOREST, Fred. “Pour qui sonne lê glas, ou lês imposteurs de l’art contemporain”, en Quaderni, en el 21, Paris, otoño 1993, pp. 119 a 140.
IRIGARAY, Luce. Être deux. Paris: Grasset, 1997.
MCLUHAN, Marshall. Os meios de comunicação como extensões do homem. São Paulo: Cultrix, 1964.
MEDEIROS, Maria Beatriz de, Arte e Tecnologia na Cultura Contemporânea, Brasília, Ed. Mestrado em Artes-UnB, 2002.
MOLES, Abraham e ROHMER, Elizabeth, Théorie des actes. Vers une écologie des actions. Paris: Casterman, 1977.
MUNFORD, Lewis. Arte e técnica. São Paulo: Martins Fontes, 1986 (1952).
STIEGLER, Bernard, La Technique et le Temps 2. La désorientation, Paris: Galilée, 1996.
VIRILIO, Paul. Procédure silence, Paris: ed. Galilée, 2000.
Enlaces relacionados
http://www.corpos.org
http://dance.asu.edu/adapt
http://www.dance.ohio-state.edu/dance_and_technology/birdman.html
http://www.dance.ohio-state.edu/workshops/ips17.html
http://www.fcmm.com
http://www.intelligentagent.com/Levinson_interview.html
http://www.ontogenetic.org
http://www.sescsp.org.br/sesc/hotsites/constelacao
Maria Beatriz de Medeiros es Doctora en Artes y Ciencias del Arte, Universidad Paris 1- Sorbonne (1989), Posdoctora en Filosofía, Collège International de Philosophie (Paris, 1999), profesora de la Universidad de Brasília, desde 1990, coordinadora del Grupo de Investigación Corpos Informáticos, desde 1992, presidenta de la Asociación Nacional de Investigadores en Artes Plásticas (ANPAP, 2001-2004), investigadora del CNPQ.
1 Se entiende performance como Performance Art, es decir, el arte que produce el actor / artista plástico em su quehacer artístico.
2 Es Grupo está formado, en este momento, por Carla Maria Alves da Rocha (especialista en Arte y Multimedia, Temple University, PA, USA), Cyntia Carla (actriz), y los estudiantes Mayra Miranda, Rodrigo Salgado, Marta Mecarini, Marina Mendes da Rocha.
Hemos realizado, desde 1992, perfomances, intervenciones urbanas, investigación en web-arte (www.corpos.org), además de textos (www.corpos.org/papers) y muchas otras participaciones en congresos nacionales e internacionales. En los últimos cuatro años, hemos enfocado nuestra investigación en Performance en telepresencia: Performance Art, con la utilización de tecnologías para videoconferencia (http://www.corpos.org/telepresence, http://www.corpos.org/telepresence2, http://www.corpos.org/teleperformance). En telepresencia, participamos de exposiciones colectivas: Bienal de MERCOSUR (Porto Alegre, 1999), Medi@terra (Atenas, Grecia, 2000), FILE (Festival Internacional de Lenguaje Electrónico, MIS, São Paulo, 2000 y 2001); y de trabajos en grupo: Constelación. (http://sescsp.org.br/sesc/hotsites/constelacao), grupo Adapt (http://www.dance.ohio-state.edu/workshops/ips17.html, http://www.dance.ohio-state.edu/danceand_technology/birdman.html, http://www.dance.asu.edu/adapt) y L’accélerateur-Fusion de codes (http://www.fcmm.com, http://www.ontogenetic.org), coordinado por Marie-Christiane Mathieu, además de que hicimos muchos trabajos “individuales”.
3 DUFRENNE, Mikel. Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967, p.152.
4 DOGUET, Jean-Paul, "Je, tu, nous. Contribution à une philosophie de l'interlocution", revista Les Papiers, n° 48, Paris, Collège International de Philosophie, julio 1999: 5.
5 FOREST, Fred. “Pour qui sonne le glas, ou les imposteurs de l’art contemporain”, en Quaderni, en el 21, Paris, otoño 1993, pp. 119 a 140, p. 128.
6 DELEUZE, Gilles e GUATTARI, Félix. Qu'est-ce que la philosophie? Paris: Minuit, 1991, p. 128.
7 DERRIDA, Jacques, A Farmácia de Platão. São Paulo: Iluminuras, 1997, p. 96.
8 DELEUZE, Gilles e GUATTARI, Félix. Qu'est-ce que la philosophie? Paris: Minuit, 1991.
9 DUFRENNE, Mikel. "Objet esthétique e objet technique", in Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967.
Texto extraído de:
http://www.corpos.org/papers/2003%20para%20espanha%20esp.html
Maria Beatriz de Medeiros
Intentaremos aquí pensar las posibilidades del Arte de la Performance1 en telepresencia, práctica artística desarrollada por el Grupo de Investigación Corpos Informáticos, desde 1998. La tecnología de la videoconferencia vía red mundial de computadoras hace posible ese lenguaje artístico; se trata de cuerpos descorporificados que se comunican, se mueven, se encuentran en la red mundial de computadoras: presencias espectrales capaces de Performance, acción, interlocución.
El Grupo de Investigación Corpos Informáticos se formó en la Universidad de Brasília (Brasilia-Brasil) con investigadores, profesores y alumnos de los cursos de Artes Visuales y Artes Escénicas, en 19922. La preocupación central de esta investigación en Arte es el cuerpo humano mediado por tecnologías: el cuerpo humano actual, cada día traspasado por técnicas imperceptibles o no; el cuerpo del otro que se construye de la misma forma; la imagen de otros cuerpos (espectros), que también nos hacen concientes de nuestros propios cuerpos, imagen impresa, trasmitida, distorsionada, corregida..., la que se hace objeto de deseo, deseo de ser, deseo de manipulación, de posesión; nuestros cuerpos y sus prótesis, todas ellas más o menos interactivas; en fin, cuerpos constantemente redimensionados por nuevas tecnologías, de repente, nuevos cuerpos y nuevas conciencias.
Del Arte de la Performance.
Lo propio del lenguaje artístico Performance es el acaecer en la vida (en presencia real y en tiempo real), estar abierto a la participación del público, a veces haciéndolo coautor. La tecnología del video permite que la Performance ocurra, en tiempo casi real, sin embargo en presencia bajo forma de fantasma, presencia espectral que denominamos telepresencia. El interés de la tecnología numérica en la red llamada de comunicaciones, Internet, es la posibilidad de la Performance ser interactiva en tiempo real, aspecto donde esta tecnología se encuentra, más plenamente, con el lenguaje artístico Performance. En una web-conference, la red llamada de comunicaciones, en realidad, red de informaciones, se vuelve red de comunicaciones a través de la posibilidad de interacción.
La estética la definió así el pensador Mikel Dufrenne:
"Objeto de la estética ... es de forma general, lo que concierne la aisthesis, el sentir, lo sensible, el gusto y lo que se prueba (goûté). [...] Probar (goûter) es entrar en una cierta relación con el sensible, hacerle justicia, tomarlo dejándose poseer (en prendre posession tout en se laissant posséder). Bien, lo sensible que entra en comunión con el sentimiento, no es solo la obra de arte, es también lo que Merleau-Ponty llama de la carne del mundo (la chair du monde). Toda carne en el mundo puede ser probada (goûtée) como objeto estético [...].
"Probar (goûter) un paisaje, [...] es en él penetrar, en él vagar (errer), sentir lo vivo del aire o el ardor del sol sobre el rostro, escuchar el canto de los pájaros, husmear los olores del gras, llegar a una comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible". 3
Así, se puede decir que la estética es lo que se refiere a los sentidos, que los involucra, los impregna, lo que les complace, pero también, lo que les provoca disgusto. Para Kant, es bello lo que causa gusto, universalmente, sin conceptos. El arte provoca gusto o disgusto, permite "una comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible", y exactamente porque así es, no tiene conceptos. El objeto de la estética (la estética del objeto) nos quita los conceptos; sin embargo, subvierte a posteriori los conceptos constituidos a priori. En este sin concepto nos entregamos a la carne del mundo en una comunión no sólo carnal, sino universal. No un universal de hecho, sino un universal simbólico, es decir, un universal que se re-siente como tal. Lo universal exige que nosotros participemos de una suerte de "nosotros originario" (nous originaire, Jean-Paul Doguet 4), un nosotros originario, anterior al sujeto, anterior al otro, un nosotros que re-siente, "comprende" al otro, a los otros como capaces de re-sentir este universal, capaces de entrar en comunión con la carne del mundo, capaces de tomar posesión al dejarse poseer (en prendre possession tout en se laissant posséder).
Fred Forest, artista contemporáneo, cuando trabaja con arte y tecnología, así se refiere a la estética:
"La estética reivindica el proyecto de abarcar lo que constituye, para una determinada sociedad, a un determinado momento de su propia historia, (...), el mundo que le es sensible." 5
Trabajo en grupo
"El cariño es despertar para la intersubjetividad". Luce Irigaray
En nuestra investigación acerca de la posibilidad de un cuerpo informático, creemos que la posibilidad de un cuerpo-carne numérico, sólo puede ocurrir en grupo, en el seno de un grupo que se quiera nosotros, un nosotros originario, donde no hay anterioridad del sujeto con relación al otro, donde el otro no es segundo con relación a mi, donde el otro es reconocido como capaz de “compartir” el placer sentido frente a lo bello o a lo feo, bello-feo capaz de dar gusto o disgusto. El nosotros desea al otro, y a si mismo, capaces de secreciones y contaminaciones. Y es sólo en un nosotros y en el nosotros que estos contagios son capaces de generar heterogeneidad, pluralidad y, al desterritorializar el yo arraigado, generar gusto o disgusto, y hace brotar el arte. Este nosotros puede abrazar a “una sociedad determinada, en un momento determinado de su propia historia”.
La performance, en general, se da en vivo, en tiempo real. Con la tecnología del video se da la posibilidad de que ella ocurra, apenas, en vivo, mediada. En la vídeo-performance, el espectador (spectatore) no puede convertirse en coautor, ni ser parte de la obra. Aquí él es llevado al deseo frustrado de presencia, aquí él es reducido a ser, con todas las implicaciones sicoanalíticas de esta persona. La tecnología de teleconferencia – programas informáticos que transmiten en "tiempo real", principalmente, imagen y texto – permite una mayor participación del público. Ahí todos son creadores y, al mismo tiempo, voyeurs: artista, artistas, e individuos aislados, ligados a la red. Recordemos, pues nunca será demasiado repetirlo, que la red internacional llamada de comunicaciones, es mucho más red de informaciones, ya que la comunicación exige interactividad. Un diálogo debe ser interactivo; lo dicho, la respuesta, lo inesperado, modifican lo que está por decir, lo que no será nunca dicho. Llamamos a esto comunicación. Toda información está previamente formada (in-forma) es enunciado de constatación, y no se redimensiona para abrirse a la comunicación. La televisión, por ser unilateral, es sólo capaz de información: transmitir mensajes in-forma y de (in)formar. De-formar, re-formar son eventos constantes de la comunicación.
El encuentro en la performance en telepresencia es posible, a pesar de la rudeza de la pantalla, de la diagramación, del "espacio" (softwares de teleconferencia) generado por otros, espacio en nada artístico en su aspecto formal. El encuentro implica participación efectiva en el nosotros originario, el encuentro permite degustar, con todos los sentidos, la carne del otro, de los otros, del mundo, por consiguiente, él es capaz de aisthesis, capaz de arte.
El encuentro virtual es cómodo, se puede producir en cualquier momento, en la intimidad, en el silencio, tan ausente. Con la televisión, ya no somos una sociedad de masa, masa de individuos, sino masa de individuos aislados. Ahora somos una masa de internautas aislados, a veces haciendo amistades imposibles con personas que viven al otro lado del mundo. Y tales amistades, de una cierta forma, sacian: se citan y sobra menos tiempo para la casualidad de que un encuentro real se prolongue un rato más, pues “tenemos un encuentro marcado en la red”. La masa de individuos aislados se vuelve masa de individuos mucho-más-aislados.
Por una paradoja, el diálogo en la Internet está entrecortado, el cotidiano parece sacar al otro del espacio virtual. No hay urgencia en la comunicación virtual: nadie se va, nadie llega, estamos allá-aquí siempre, pues aquí-allá no estamos. La comunicación evoluciona por síncopas... y grandes encuentros. La Teleperformance exige presencia, y presencia, a veces ruda, en consecuencia de la diferencia de huso horario. Es aún lo cotidiano el que grita, el que nos necesita; lo cotidiano, lo palpable tiene celos de la telepresencia, celos de lo virtual. Sin embargo, la telepresencia se revela real, es decir, casi-presencia, casi-apta para que uno la toque.
Los individuos mucho-más-aislados, que viven la telepresencia, permanecen frente a sus computadoras incontables horas. Las imágenes no son espectaculares, brillantes, vivas, dinámicas, “más-que-reales”, como las de la televisión. Ellas son, en general, de baja definición, sin contraste, casi inmóviles. ¿No será, quizás este lado “casero”, incompleto, imperfecto, pero posible, de estas imágenes, lo que genera el interés en individuos acostumbrados a la sucesión de imágenes “más-que-reales”, más bellas que lo real, llegadas de locales inaccesibles?
“...abarcar... el mundo que le es sensible”, dijo Fred Forest. El mundo insensible a las necesidades, deseos, angustias de cada pequeño individuo, de muchísimos individuos, quizás de casi todos. O aún, los individuos apenas pueden necesitar lo que se les propone, sus deseos se reducen a lo que se vende por la televisión (y por la Internet) – realmente vendidos o subliminalmente vendidos –, sus aspiraciones se realizan en ecoturismos intocables, viajes “culturales”, centros de gimnasia, silicona en los senos y nalgas, cirugía plástica o drogas – prohibidas o no. La imagen de baja definición, casi inmóvil, le habla al individuo mucho-más-aislado y permite respuesta, comunicación necesariamente bidireccional, pudiendo ser multidireccional.
Volvamos a Dufrenne, en la performance, en telepresencia, es imposible penetrar físicamente en la contemplación de un punto de vista poco privilegiado (las cámaras de vídeo son extremamente reductoras); vagar es lo que más se hace (la comunicación se da por fragmentos – imagen y textos fragmentados) el aire sentido es lo no-vivo, en general no hay sol, ni pájaros, ni olores que no sean los propios, llegar a la comunión carnal con todas las zonas erógenas de lo sensible, tampoco es posible de una forma real. Sin embargo, la performance en telepresencia permite contemplación y comunicación, penetración en el centro del deseo del otro y en el deseo que se revela en sí. La telepresencia permite vagar a vagabundos y osados, pues en realidad queda poco tiempo para vagar. El frío, el claxon y los hedores se olvidan en beneficio de la comunión virtual. El brasileño no soporta las distancias... la distancia genera deseo de encuentro, encuentro susceptible de placer estético.
Aunque el cuerpo informático, aunque el cuerpo numérico sea una imposibilidad, o una “incomposibilidad” (Deleuze), él es capaz de una casi performance, capaz de comunicación de afecto, capaz de revelar resonancias de lo inarticulado (Wittgenstein). El cuerpo informático degusta y se degusta con “la mayor parte de los sentidos que son entre ellos solidarios”(Dufrenne).
Artista, obra, público son elementos estéticos de la performance. El cuarto elemento estético es el tiempo. La performance artística se da en el tiempo, su efimeridad es condición. Los registros permanecerán registros y, por permanecer, estarán semimuertos, aunque capaces de leves resonancias. Los registros son apenas oscuro reflejo, eco ensordecido de un placer estancado para siempre.
“El arte conserva y es en el mundo la única cosa que se conserva. Ella conserva en sí (quid juris?), aunque, de hecho, no dure nada más que su soporte y sus materiales (quid facti?)... Eso que se conserva, la cosa o la obra de arte, es un bloque de sensaciones, es decir, un compuesto de afectos y perceptos." 6
Al final, de hecho, la performance estará irremediablemente concluida. Se conservará el recuerdo del hálito de la carne del nosotros originario. La nostalgia hace daño y ... da deseo de teleperformance.
La telepresencia
Algunos autores afirman que uno de los factores que generan deseo de telepresencia adviene del miedo del mundo real. Un individuo puede tener miedo de lo que es real, y ese miedo siempre ha existido. Hoy, el universo de imágenes y cuerpos modificados confronta seres humanos a super-cuerpos esculpidos que inhiben. Esos seres no existen, son verdaderos no-lugares (Arc Augé). Adolescentes, se rechazan y se cierran, se niegan y se entregan a la comunicación vía computadora. Ahí ellos encuentran a sus iguales. En la propaganda, en el cinema, en innumerables películas hechas para video que llevamos a nuestro hogar, no sólo son perfectos los cuerpos sino que también son ellos siempre los vencedores. En la vida real... Algún día los padres fueron los ídolos de sus hijos, hoy, contrastados con los super-hombres y las mujeres-maravilla, son los primeros que están en jaque desde muy temprano.
Mentes enfermas y sombrías, encarceladas en cubículos cenicientos y frías ciudades, tal vez no deseen el cuerpo real, escondan sus dobleces flácidos y blancos, pero eso no es una regla: el cuerpo real, desnudo, torcido, gordo y derrumbado se exhibe sin complejo, o con algún complejo, pero verdadero y desnudo, se presenta en público sin prejuicios y, exponiéndose bizarro, se impone. Creo que artistas, al enseñar cuerpos “deformes” tales como Richard Billingham, Ron Mueck, Jenny Saville, Joel-Peter Witkin, entre otros, no hacen nada más que mostrar abiertamente el cuerpo de un individuo cualquiera, eso es normal, es decir, lejos de las reglas estéticas que se imponen hoy al cuerpo.
Aquél que teme lo real, lo presencial, tampoco se dará en telepresencia. La experiencia corporal en telepresencia, por no permitir el tacto, es incompleta, el olfato aún está inexistente. De hecho, la experiencia de la presencia espectral es sólo fantasmal, imagen de baja calidad sin carne, sin posibilidad de secreciones y contaminaciones. Sin embargo, con Internet y en telepresencia se pueden mantener relaciones, a distancia. Ese aspecto algunos autores lo señalan como negativo. Las cartas escritas, enviadas por correo, también permiten la existencia de relaciones entre seres humanos que no se ven hace décadas, y tales relaciones nunca se consideraron negativas: las cartas son documentos importantísimos cuando pensamos en la correspondencia entre grandes autores. ¿Esa palabra está viva? Derrida afirma:
Tal como vivo, el logos proviene del padre. No hay, pues, para Platón cosa escrita. Hay un logos más o menos vivo, más o menos próximo de sí. La escritura no es un orden de significación independiente: es un habla debilitada, de ninguna forma una cosa muerta: un muerto vivo, un muerto en sursis, una vida diferida, una apariencia de respiración: el fantasma, el espectro, el simulacro [...] del discurso vivo no es inanimado, no es insignificante, simplemente significa poco y siempre idénticamente. Ese significante escaso, ese discurso sin gran responsabilidad es como todos los espectros: errante”. 7
La telepresencia es imagen espectral por no ser presencia física. El espectro, al que Derrida se refiere, es ausencia del padre, no tiene origen, es inmutable y, como tal, muerta. La telepresencia es presencia sensible, proviene del padre, es lógos vivo.
El cuerpo ausente se hace presente, se amplifica, se multiplica donde ya no podremos más sorprenderlo. El movimiento del cuerpo solitario se ve rescatado por el cuerpo ausente, espectro capaz de diálogo corporal. Gesto reconstituido, cuerpo remontado en locales otros, otros reconstituidos en el monitor y en el calor de saberse con.
Observación
Es necesario que subrayemos la necesidad de un trabajo crítico. Las nuevas técnicas permiten experimentar lo inédito. Este, necesariamente, causa encantamiento, exactamente como en los cuentos de hadas. El encantamiento inhibe la capacidad crítica. Hay encanto por lo que desconocemos y algunos, delante de las primeras experiencias con tecnologías nuevas, por enfrentarse a lo nuevo, inmediatamente lo denominan arte, olvidándose que el arte debe generar perceptos y afectos, como querían Deleuze y Guattari 8, o aún, deben traer un mundo en sí, como lo quería Mikel Dufrenne. 9
De hecho, vivimos en una sociedad que presenta serios problemas, y ciertamente la telepresencia no será el instrumento para evaluar, pero podemos esperar que, volviéndose arte, sea capaz de repoblar la vida y tornar presente a la persona humana, generando el deseo de una real presencia y, ahí sí y plenamente, permitiendo, en la interlocución, la restitución de la subjetividad.
Bibliografia
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DOGUET, Jean-Paul, "Je, tu, nous. Contribution à une philosophie de l'interlocution", revista Les Papiers, n° 48, Paris, Collège International de Philosophie, julho 1999.
DORFLES, Gillo. Mythes et rites d’aujourd’hui. Paris: ed. Klincksieck, 1975.
DUFRENNE, Mikel. "Objet esthétique e objet technique", in Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967.
ECO, Umberto. Kant e o ornitorrinco. Rio de Janeiro, Ed. Record, 1997.
FOREST, Fred. “Pour qui sonne lê glas, ou lês imposteurs de l’art contemporain”, en Quaderni, en el 21, Paris, otoño 1993, pp. 119 a 140.
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MCLUHAN, Marshall. Os meios de comunicação como extensões do homem. São Paulo: Cultrix, 1964.
MEDEIROS, Maria Beatriz de, Arte e Tecnologia na Cultura Contemporânea, Brasília, Ed. Mestrado em Artes-UnB, 2002.
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STIEGLER, Bernard, La Technique et le Temps 2. La désorientation, Paris: Galilée, 1996.
VIRILIO, Paul. Procédure silence, Paris: ed. Galilée, 2000.
Enlaces relacionados
http://www.corpos.org
http://dance.asu.edu/adapt
http://www.dance.ohio-state.edu/dance_and_technology/birdman.html
http://www.dance.ohio-state.edu/workshops/ips17.html
http://www.fcmm.com
http://www.intelligentagent.com/Levinson_interview.html
http://www.ontogenetic.org
http://www.sescsp.org.br/sesc/hotsites/constelacao
Maria Beatriz de Medeiros es Doctora en Artes y Ciencias del Arte, Universidad Paris 1- Sorbonne (1989), Posdoctora en Filosofía, Collège International de Philosophie (Paris, 1999), profesora de la Universidad de Brasília, desde 1990, coordinadora del Grupo de Investigación Corpos Informáticos, desde 1992, presidenta de la Asociación Nacional de Investigadores en Artes Plásticas (ANPAP, 2001-2004), investigadora del CNPQ.
1 Se entiende performance como Performance Art, es decir, el arte que produce el actor / artista plástico em su quehacer artístico.
2 Es Grupo está formado, en este momento, por Carla Maria Alves da Rocha (especialista en Arte y Multimedia, Temple University, PA, USA), Cyntia Carla (actriz), y los estudiantes Mayra Miranda, Rodrigo Salgado, Marta Mecarini, Marina Mendes da Rocha.
Hemos realizado, desde 1992, perfomances, intervenciones urbanas, investigación en web-arte (www.corpos.org), además de textos (www.corpos.org/papers) y muchas otras participaciones en congresos nacionales e internacionales. En los últimos cuatro años, hemos enfocado nuestra investigación en Performance en telepresencia: Performance Art, con la utilización de tecnologías para videoconferencia (http://www.corpos.org/telepresence, http://www.corpos.org/telepresence2, http://www.corpos.org/teleperformance). En telepresencia, participamos de exposiciones colectivas: Bienal de MERCOSUR (Porto Alegre, 1999), Medi@terra (Atenas, Grecia, 2000), FILE (Festival Internacional de Lenguaje Electrónico, MIS, São Paulo, 2000 y 2001); y de trabajos en grupo: Constelación. (http://sescsp.org.br/sesc/hotsites/constelacao), grupo Adapt (http://www.dance.ohio-state.edu/workshops/ips17.html, http://www.dance.ohio-state.edu/danceand_technology/birdman.html, http://www.dance.asu.edu/adapt) y L’accélerateur-Fusion de codes (http://www.fcmm.com, http://www.ontogenetic.org), coordinado por Marie-Christiane Mathieu, además de que hicimos muchos trabajos “individuales”.
3 DUFRENNE, Mikel. Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967, p.152.
4 DOGUET, Jean-Paul, "Je, tu, nous. Contribution à une philosophie de l'interlocution", revista Les Papiers, n° 48, Paris, Collège International de Philosophie, julio 1999: 5.
5 FOREST, Fred. “Pour qui sonne le glas, ou les imposteurs de l’art contemporain”, en Quaderni, en el 21, Paris, otoño 1993, pp. 119 a 140, p. 128.
6 DELEUZE, Gilles e GUATTARI, Félix. Qu'est-ce que la philosophie? Paris: Minuit, 1991, p. 128.
7 DERRIDA, Jacques, A Farmácia de Platão. São Paulo: Iluminuras, 1997, p. 96.
8 DELEUZE, Gilles e GUATTARI, Félix. Qu'est-ce que la philosophie? Paris: Minuit, 1991.
9 DUFRENNE, Mikel. "Objet esthétique e objet technique", in Esthétique et philosophie. Tome 1. Paris: Klincksieck, 1967.
Texto extraído de:
http://www.corpos.org/papers/2003%20para%20espanha%20esp.html