Poesía y performance: La manera más precisa de conocer la realidad y la vida. Brama Santos

Poesía y performance: La manera más precisa de conocer la realidad y la vida
Brama Santos

El poeta como el accionista debe ser un hacedor de milagros, es decir, deben descubrir por medio de su arte aquello que no es advertido por los demás. La poesía, el performance, son así, una manera de presenciar la realidad, en razón de lo cual hay que derogar todos los obstáculos y desafiar los valores establecidos (a la chingada la ortografía, lo academista) para desplegar una moral poética-performancera. "La poesía ─dice Girondo─ siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta".

Hacer que acontezca lo extraordinario en lo habitual es poner al borde del colapso al universo. Lo cotidiano es una revelación admirable de lo absurdo. Dormir dentro de una res, llamar por celular al público, encapsularse en poliuretano, comer en alguna esquina de la quinta avenida en Nueva York soportado por el arte acción; son algunas formas de cortar las ataduras lógicas, lo cual implica la única y verdadera posibilidad de aventura.

El performance como la poesía no tiene límites, sabemos donde comienzan pero no donde terminan. De tal forma nos enfrentamos a una inmensa red de posibilidades que van desde los fríos monolitos del conceptual hasta la anarquía absoluta del pensamiento o los espectáculos multimedia, de la abstracción de imágenes a través del subconsciente, al pensamiento critico conocedor o las teorías académicas; de la demencia a la gnosis, de la enfermedad a la salud.

• Un performance es energía adquirida de donde el creador la obtuvo por medio de él mismo, de los objetos y entorno donde se desarrolla la acción.
• El accionista debe imprimir en todo momento energía y esta debe ser por lo menos semejante a la que lo indujo a imaginar el performance.
• El accionista debe saber manejar esa energía que es característica tan solo del performance.
• Y manejar una tercera energía innegablemente distinta: la del espectador.

Como dice Charles Olson en su discurso sobre el verso proyectivo: "…el poema mismo debe, en todo punto, ser una construcción de alta energía y, en todo punto, una descarga de energía."

Desde el momento en que comienza el performance el creador se expone, esta sujeto a una serie de acontecimientos que sólo responden a la acción que está llevando a cabo. Si el creador sigue la energía que la acción le va dictando, no solo la que él ha preparado, entonces un performance puede llegar a ser. Y no estoy hablando de improvisación, si no de factores externos que el artista debe distinguir; percepciones que el accionista condiciona para significar los códigos y así, modificar la percepción que el espectador tiene de las imágenes; citando a Robert Creeley digo: "La forma nunca es más que la extensión del contenido" y a Edward Dahlber: "Una percepción debe inmediata y directamente conducir a otra percepción ulterior." Seguir el paso, el ritmo, las percepciones, las de ellos, su ritmo, sus actos, los de fracción de segundo.

Buscar en las circunstancias de la vida con el objeto de fijar el punto que vincula el mundo cotidiano a la palabra poética, descubrir las razones que nos llevan a cometer la cantidad de actos absurdos en los que nos ciframos día a día. Actos aparentemente sin ningún sentido ─como la poesía y en general el arte─ y que, sin embargo, componen nuestra vida (o la descomponen) como si de estas acciones dependiera nuestra certidumbre y nuestro ritmo. Acaso la palabra ritmo viene a ser un lugar común entre estas dos formas (performance y poesía) pero también lo serian otras, como: verdad, belleza, transgresión, magia, escatología, reflexión, violencia, etcétera y, ¿Quién diría que estas últimas no son validas?

Brama Santos
2003

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