Sobre el performance "El Abrazo". Orlando Alcántara Fernández (Cristorly)

Sobre el performance "El Abrazo.
Orlando Alcántara Fernández (Cristorly)





El 16 de abril a las 7 de la noche en el Parque Central justo en frente de la puerta principal de Pollo Rey, frente a la estatua de Colón, Sayuri Guzmán y Fermín Ceballos escenificaron El Abrazo, performance que se inició a una cuadra de allí cuando ambos realizaron el ritual de la búsqueda, de ir uno en pos del otro, hasta encontrarse en el centro de sus caminos. Fermín y Sayuri se abrazaron y permanecieron en la posición del abrazo durante 4 horas y 40 minutos, quizás en honor al Grupo 4-40 de Juan Luis Guerra. ¡Quién sabe! Así como el 4-40 es la afinación perfecta, del mismo modo las 4 horas y los 40 minutos de este abrazo fue un evento perfecto. La transferencia de energía siempre fue la adecuada. Los espectadores también se hicieron partícipes del trance y del éxtasis en cualquier momento de este performance. Uno nunca sabe. Catarsis y sinergia se dieron la mano.



Sayuri y Fermín permanecían abrazados incólumes uno al otro, evocando al "Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano y a la experiencia similar tendidos en la cama y abiertos al público de parte de Yoko Ono y John Lennon, vestidos de modo similar, en blanco, si mal no recuerdo. Y así, vestidos de blanco, Sayuri y Fermín se entregaron a su abrazo. Intensidad y extensión fueron la trascendencia y la permanencia buscada en todo acto memorable.



Los circunstantes hacían toda clase de comentarios. Los jevitos del banco cercano también intentaron hacer arte mediante sus abrazos sexuales, pero no lo lograron. Güigni se la pasaba explicando lo que es un performance y yo le decía que no matara la poesía explicándola. La madre de Sayuri en un banco a cierta distancia junto a Anny Concepción disfrutaba del performance de su hija. El fotógrafo Chelo vino esta noche sin su cámara. Antes Luis Reyes Guzmán tiró muchas fotos, pero no pudo quedarse hasta el final. Jorge N. Güigni fue el fotógrafo que se vistió de gloria al tomar las fotos últimas. Mis sobrinos y mi hermana Belkis fueron además testigos de ese instante en que se terminó el abrazo. José Luis Fersola no pudo estar presente, pues antes se había ausentado. Y cabe destacar los aportes de José Luis en la realización de este artículo sobre los performances. Su agudeza intelectual me dio dos o tres ideas que ahora forman parte de este texto. ¡Gracias, Fersola! Edwin Castillo y Michael Nina tampoco estaban aquí, aunque estuvieron en la noche inaugural.



De todos modos, este abrazo nos conmovió a todos. Tanto a los ingenuos como a los despabilados. Fue un gesto que se perpetuó por 4 horas y 40 minutos para hacer de la fraternidad humana un acto de solidaridad y hermandad inigualables, pues este abrazo no tenía connotaciones sexuales de modo explícito, pero sí tenía mucho de humanidad, de sensibilidad, de entrega al otro en un abrazo enorme, infinito. Tanto Fermín como Sayuri debieron compenetrar a fondo sus energías para mantener ese abrazo por tanto tiempo tomando en cuenta el caluroso clima.



El parque ya no es el mismo. Hasta yo he cambiado. El abrazo fue prístino, puro, inmaculado y sempiterno. El abrazo no fue ni de Sayuri Guzmán, ni de Fermín Ceballos. El abrazo fue subrepticiamente tuyo y mío.


Orlando Alcántara Fernández (Cristorly)


Texto publicado en:
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