La performance en República Dominicana. Sayuri Guzmán

La performance en República Dominicana
Sayuri Guzmán

Todo movimiento artístico cumple un ciclo vital una pre-historia, una historia, una decadencia y un renacimiento. La performance como lenguaje artístico tiene también su historiografía, encontramos unos antecedentes en artistas y movimientos anteriores, unos pioneros, algunos mitos y podríamos decir que hasta un final, para luego como el Ave Fénix resurgir de las cenizas.
Estamos viendo en este momento el renacimiento del arte de la performance mundialmente. A principio de los años ochenta la performance perdió interés por parte de los artistas que retornaron a los lienzos, en una década que se puede caracterizar por el placer de volver a pintar. Cabe recordar que la performance tiene sus orígenes en el movimiento Futurista de artistas rusos e italianos quienes después de cuestionar la pintura y renunciar a sus componentes deciden llevar el arte a las calles e imponer una nueva tendencia. Estas acciones en ves de provocar la ira y el disgusto de la gente fueron acogidas y valoradas por el público, a pesar de no entenderlas a cabalidad. Durante las décadas del sesenta y setenta esta corriente encuentra su punto cumbre.

República Dominicana no fue la excepción a este fenómeno mundial, si bien es cierto que en nuestro país la performance no vivió una época de esplendor propiamente dicha algunos artistas accionaron durante finales del sesenta y la década del setenta, es el caso de Silvano Lora que con el Grupo Arte y Liberación, fundado en 1962 realizaba murales sobre papel o cartón en vivo, cabe señalar que estas acciones no tenían realmente una finalidad performatica, sino que eran experimentaciones frente al publico desprevenido. Tenemos que mencionar la Ruta de Hatuey en donde el artista hizo el recorrido por mar en una canoa, hasta Cuba, tal como lo hiciera el cacique al sublevarse contra los españoles. En esa época de confusión el artista Orlando Menicucci realizó en las instalaciones de la Universidad Católica Madre y Maestra una presentación donde prevalecía la improvisación, que todos elogiaron como un monólogo. Por otra parte Soucy Pellerano sentada dentro de sus penetrables o tocando sus maquinotrones con una vara mágica esperando ser encendidos. A principios de los setenta Geo Ripley, identificado como una de las principales figuras de vanguardia del arte dominicano comienza a trabajar la cultura indígena y negra en performances y happenings con altares rituales, la mayoría de estas acciones las realizó en el extranjero (Brasil, Nueva York, Puerto Rico, Francia, Italia y Venezuela). Una de las performances más significativas, realizadas en el país, sin duda fue la titulada Paloma degollada, en donde Geo realizó un corte limpio semicircular sobre un papel para presentarlo al público.

Geo Ripley
Chorro Rojo

Durante los ochenta Yi-Yoh Robles, cuyo en el campo de la acción podría definirse como un instalo-performance, ya que por lo general Yi-Yoh se coloca dentro de sus ambientes. Pero en menos de diez años esta breve ebullición quedo a un segundo plano por las nuevas tendencias que proclamaban el regreso de la pintura. Casi por quince años la performance quedó prácticamente olvidada y sólo algunos artistas a nivel mundial siguieron trabajando directamente con su cuerpo y luego, con el avance creciente de la tecnología, con otros medios en conjunto entrando la peformance en lo que se conoce como la fase del monitor o el video-performance.

La década de los noventa trajo una vuelta paulatina al mundo de la performance, el movimiento se fortalece en Latinoamérica. Pero en el caso específico de la República Dominicana tendríamos que esperar hasta el principio de este nuevo siglo.

En nuestro país la performance y los demás movimientos conceptuales no son tema de cátedra en las escuelas de arte, tocados brevemente pero sin un estudio profundo del mismo. Solamente la Escuela de Diseño de Altos de Chavón posee un programa amplio y actualizado al respecto. De ésta escuela egresa, en el año 2001, David Pérez (Karmadavis) quien es el primero de una nueva generación que toma la performance como un medio de expresión serio, y siendo un artista multidisciplinarlo (cerámica, pintura, grabado) se dedica principalmente a esta. Recordamos Lavatorio, realizado en la sexta (2004), David estuvo lavándose dentro de una ponchera durante seis horas, en donde alternativamente tocaba la flauta y mascullaba oraciones casi indescifrables que hablaban de la culpa y limpia de los pecados.

David Pérez (Karmadavis)
Colectiva "A La sexta"
Lavatorio

Por esa época el Colectivo la Vaina realizó varias acciones e intervenciones en la calle el Conde provocando al público con conceptos sobre arte y lo que esto significaba. En el año del 2003 el Colectivo Chocolatero, de la provincia de Puerto Plata, que ya venia realizando encuentros de arte contemporáneo como calido invierno organiza el Primer Encuentro de Performance Chocopop 03, que ha tenido dos nuevas secuelas en el 2004 y en el 2005, invitando a artistas internacionales de performance para realizar talleres. Esta iniciativa provoca, mueve y alimenta nuevamente el arte de la performance. Algunos de los artistas participantes en estos encuentros comienzan ha accionar de manera más activa, es el caso de Cariana Castillo que luego de su extraordinaria propuesta durante Chocopop 04, en donde se convirtió en un trapo humano para limpiar los desechos de un mercado, es invitada a participar en encuentros internacionales.

Caryana Castillo
Se venden frutas y vegetales
Chocopop 04


Así mismo es el caso de Fermín Ceballos, que a raíz de Chocopop 04, participa en el encuentro de performance de Yucatán México, y realiza en nuestro país la Escalera, Atadura, Aislamiento, entre otros. Tenemos el caso de Eliú Almonte coordinador de los encuentros Chocopop, Pascal Meccariello, Raúl Recio y Miguel Ramírez quienes son artistas interesados en medios no tradicionales y que también han realizado acciones en los últimos años. Entre otros.


Fermín Ceballos

La performance actual en nuestro país se podría definir como una gran ola, algunos crean la ola, otros la arrastran y están los que se dejan arrastra, al final lo que importa es quien se mantiene en ella con una propuesta seria y trascendente, de todas formas el más beneficiado es el ambiente artístico dominicano.