Arte de acción. Itzel Rodríguez Mortellaro

Arte de acción
Itzel Rodríguez Mortellaro

Una de las mayores aspiraciones de algunos artistas, especialmente durante el siglo XX, ha sido la posibilidad de unir el arte y la vida. Esta utopía artística pretende que la vida misma se impregne del impulso estético para que el campo del arte incluya la existencia cotidiana de los seres humanos. El arte acción es una tendencia del arte moderno del siglo XX que se propuso ampliar los horizontes de la experiencia estética más allá de los espacios especialmente dedicados al arte, como son los museos, galerías, salas de conciertos, cines, etcétera; así como borrar las fronteras marcadas entre las disciplinas artísticas (plástica, música, drama, medios audiovisuales, etcétera). La finalidad del arte acción es comunicar la experiencia humana en toda su gama expresiva.

Las distintas manifestaciones del arte acción se propusieron llevar el arte a espacios públicos abiertos —calles, plazas, parques— y cerrados —casas, templos, centros comerciales, medios de transporte, etcétera; es decir, a lugares donde se desarrolla la vida cotidiana de la gente común y que no fueron concebidos para el acto estético. Asimismo, las expresiones del arte acción involucran distintas ramas y estrategias artísticas: puede tratarse de un monólogo musicalizado donde simultáneamente el artista pinta su cuerpo o proyecta un video, o construye algún artefacto o realiza algún acto ritual; o bien puede llamar la atención del espectador y apelar a su sentimiento estético a través de una acción inusual o provocadora o grotesca, como convivir en un cuarto con un lobo o injertarse un brazo artificial, inflingirse dolor físico o embadurnarse con sangre, entre un sinfín de posibilidades. O simplemente el artista puede realizar una acción totalmente ordinaria como beber una cerveza escuchando música de jazz.

La intención del arte acción es apropiarse de la vida a través de cualquier tipo de acción que tenga una intención estética consciente y elaborada, puede fincarse en la expresión de la subjetividad, en una reflexión sobre asuntos filosóficos, de conciencia ecológica, de identidad social o individual, sexualidad, política, etcétera.

En el arte acción parte de la realidad misma es una obra de arte, que no es una mercancía, no se vende ni se compra, no es un objeto para contemplar y apropiarse de él, es un acto humano que se lleva a cabo en un espacio y tiempo determinados. Cada vez distinto, pleno de vida presente. Que sucede en realidad, no como una representación sino como la vida misma.

Para el arte acción es fundamental la participación del espectador, como cocreador de la obra a través de sus reacciones, de su experiencia vital e introspectiva. Los artistas de esta tendencia están radicalmente en contra de la separación entre productores y espectadores, unos activos y otros pasivos. Por eso, el arte acción provoca al público transgrediendo las convenciones sociales, artísticas y morales. Muchas veces producen irritación o perplejidad en el espectador con el fin de confrontarlo con sus reacciones. Esto forma parte de la vivencia estética, que puede ser placentera o no, es decir, es independiente del gusto. De este modo, el público se involucra activamente, emocionalmente o intelectualmente, con la experiencia estética. El arte de acción intenta activar tanto la imaginación como la potencia crítica de reflexión.

Otra de las características básicas del arte acción es la interrelación de las artes, su estructura general es de “medio mezclado” (mixed media), de una síntesis interdisciplinaria. Lo plástico, acústico, visual se mezclan en manifestaciones que involucran cinematografía, poética, teatro, música, oratoria, plástica, body art, etcétera.

Happening, fluxus y performance

Tres manifestaciones del arte de acción que se desarrollaron entre los años de finales de los cincuenta y las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX son: happening, fluxus y performance.

· Happening – En un happening la acción del público dirigida por el artista es el punto crucial de la obra. La escenificación se extiende a una acción, con objetos de la realidad, que es proclamada un acontecimiento artístico. En el happening se formula un guión general de la acción pero los detalles quedan reservado al momento mismo de la interrelación con público. El happening es un espectáculo que envuelve al espectador.


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Fluxus – El fluxus es la modalidad del arte de acción que se interesó por una renovación de la música, el teatro y las artes plásticas. Estuvo más ligado a la música que a las artes plásticas. El fluxus se concentró sobre todo en la vivencia de un “acontecimiento” que discurría de un modo improvisado a través de acciones muy simples como sentarse en una mesa y beber cerveza. En 1963 se fundó el grupo americano fluxus en el que predominó el fluxus político. Crearon la Action against cultural imperialism, muy vinculada a las formas de arte popular tradicional como el jazz. Sus objetivos eran más sociales que estéticos. Se declararon como antiarte, es decir contra la práctica profesional del arte, contra la separación artificial entre artistas y espectadores, y contra el objeto artístico tradicional como mercancía. Estuvieron a favor de espectáculos populares como el circo, las ferias, etcétera.

· Performance – En un performance, el artista se presenta, no representa. La acción no es actuación. Las obras se planean para un instante y lugar específicos en que se desarrollan, la experiencia se da en el instante. El performance significó para muchos artistas entrar a un campo en el cual no se sentían atados a una tradición o convención artística específica. Liberó a los artistas del objeto de arte y les concedió la posibilidad de usar lo que quisieran para ser creativos, cualquier medio, material, etcétera. Asimismo podían trabajar el tiempo que quisieran, en cualquier sitio, en contacto directo con la audiencia, aunque sin que fuera un requisito indispensable involucrarla activamente. Esto dio a los artistas un acceso directo a los receptores de su trabajo, sin la intermediación de curadores, críticos o marchantes de arte, además podían controlar la manera en que se desplegaba su creatividad en un espacio específico. El performance era la manera de cambiar al arte de un objeto de lujo en un medio de comunicación visual: un vehículo de ideas y de acción.

El performance involucra desde investigaciones introspectivas de la vida del propio artista hasta rutinas derivadas de la vida diaria, de rituales catárticos a pruebas de resistencia física, desde producciones multimedia altamente sofisticadas hasta experimentaciones con medios masivos. El artista puede manipular diversos objetos o materiales y echar mano de diversos medios como la música, el texto, la iluminación o medios tecnológicos. Siempre alrededor de la acción, punto fundamental.

Performance en México


En México, la historia del performance se remonta a principios de la década de los sesenta. Grupos como Suma y Proceso Pentágono, formados por artistas jóvenes, comenzaron a desarrollar obras que iban desde la elaboración de carteles hasta acciones en espacios públicos. También son un antecedente los espectáculos experimentales de Juan José Gurrola y los happenings de Alejandro Jodorowsky. Durante los ochenta los grupos desaparecieron y se dieron más proyectos individuales, Felipe Ehrenberg, Melquiades Herrera y Marcos Kurtycz son pioneros en este aspecto. Las emisiones del Festival de Performance realizados primero en el Museo del Chopo y después en X-Teresa Arte Alternativo dieron proyección al performance en nuestro país. Actualmente, entre los artistas más destacados en arte acción están Lorena Wolffer, Guillermo Gómez Peña, Hortensia Ramírez, Elvira Santamaría, César Martínez, Roberto de la Torre.

Fuentes:
No entiendo… arte actual. Cuaderno didáctico, México,
Universidad de Guanajuato / Museo de Arte Carrillo Gil
INBA CONACULTA, 2002.


Texto extraído de http://sepiensa.org.mx/contenidos/l_arteaccion/arteaccion1.htm